En una guerra, o como es el caso, en una pelea, todos pierden, pero si además tú eres una víctima de agresión y terminas con una fractura nasal, aparentemente tú pierdes más.
Primero, porque la nariz está en la cara. Si se deforma se ve y además te queda como estigma permanente recordándote lo que te paso (o en el mejor de los casos un cirujano plástico con buena intención te asiste y te intenta dar la mejor solución).
Segundo, porque sirve para respirar y para oler, funciones que pueden verse comprometidas tras el traumatismo y a las que no se suele estar dispuesto a renunciar.
El caso es que cuando la fractura es por una agresion, suele haber un agredido denunciante y un agresor denunciado. Si éstos llegan a juicio, se llama como peritos a los médicos que hayan intervenido en el proceso. Por suerte no es frecuente, pero hace unos días me toco a mi. Como de esto no hay quien se libre, tuve que perder una mañana contestando a preguntas cuyas respuestas ya estaban bien detalladas en minuciosos informes. Es increíble la capacidad de los letrados para intentar girar los acontecimientos a su favor. En varias ocasiones ni siquiera tuve claro si me preguntaba la acusación o la defensa.
Finamente, me dio la sensación de que, con tal de llevar razón, incluso les hubiera servido que todo lo ocurrido pareciera consecuencia de la actuación médica, recibida o no. Escalofriante. En la guerra todos perdemos, asi que mejor ‘hagamos el amor y no la guerra…’