Es importante decir primero que, siempre que los materiales sean de calidad, y la técnica correctamente realizada, la rotura de prótesis no es la complicación más frecuente. El caso de las prótesis PIP ha sido una excepción. Se abrió una importante brecha en la seguridad que ha servido para la creación de controles de calidad aún más extrictos. Aún así, y debido a la enorme cantidad de portadoras de prótesis en nuestro país, considero importante escribir este artículo.
De forma muy básica, una prótesis de mama puede describirse como un contenido, que según el tipo de implante puede ser suero fisiológico o polímero de silicona médica, y una cubierta, de varias capas de silicona e incluso alguna de poliuretano. Cuando una prótesis está ya colocada en el cuerpo, éste crea a su alrededor una especie de bolsa fibrosa, a la que llamamos cápsula. Ésta la envuelve y mantiene aislada de los tejidos que la rodean. Hasta hace pocos años, el gel de silicona del interior de la prótesis era gelatinoso o líquido. Hoy día, con la creación de los geles de alta cohesividad, podríamos comparar más bien su consistencia con la de una gominola, de forma que aunque se rompa la cubierta, se suele mantener unido sin derramarse. Igualmente, se han perfeccionado muchísimo las cubiertas, que constan de muchas capas para mayor seguridad.
Por mecanismos conocidos o no, o por envejecimiento, puede ocurrir que se rompa la cubierta protésica, dejando escapar la silicona del interior en grado variable.
Ahora bien, podemos hablar de dos tipos de rotura. Si la silicona queda dentro de la cápsula intacta que ha formado el cuerpo para aislar la prótesis, se trata de una rotura intracapsular. Pero si, por el contrario, la cápsula estuviera rota, la silicona escaparía libremente y podría distribuirse por algunas zonas de nuestro organismo, entonces hablaríamos de rotura extracapsular. Las consecuencias de ambas pueden ser muy distintas, sobre todo al reoperar.
En una rotura intracapsular, aunque la silicona se ha derramado, al estar atrapada dentro de la cápsula, podemos extirpar todo el conjunto alrededor sin romperla, y así todo queda limpio para colocar la nueva prótesis. Es muy poco probable que escape silicona de una cápsula indemne.
En cambio, en una rotura extracapsular, además de extirpar la cápsula, habrá que realizar una buena limpieza y comprobar después el estado de los tejidos. Además, hay que buscar posibles acúmulos de silicona que pueden estar provocando inflamación fuera de la mama, frecuentemente en la axila (siliconomas). En algunos casos pueden molestar y puede ser necesario extirparlos también.
Nada parece indicar que la silicona comporte riesgo alguno para el cáncer de mama, aunque escape. De hecho, cuando reconstruimos una mama tras un cáncer, lo más frecuente te es hacerlo con prótesis de silicona.
Tenemos a nuestro alcance diversas pruebas diagnósticas si sospechamos rotura protésica. En muchas ocasiones se usan la mamografía y la ecografía, pero puede ser necesario también el uso de resonancia nuclear magnética. Las pruebas necesarias dependen de las características de cada caso, y una de las cosas vinculantes es la edad de la paciente. Por ejemplo, pacientes muy jóvenes pueden no ser subsidiarias de una mamografía, que por otro lado puede ser diagnóstica en una paciente de mayor edad.
La rotura de prótesis es una complicación importante que requiere reintervención, y para su correcta detección y tratamiento, son esenciales las consultas y el seguimiento profesional especializado. Se debe consultar ante cualquier síntoma, así los cirujanos podremos proporcionar una atención de calidad y la seguridad necesaria que requiere cualquier intervención quirúrgica.